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domingo, 24 de junio de 2012

NOCHE DE SAN JUAN

Anoche estuviste en la playa. Era la noche de San Juan y había bastante gente, mucha mas que en una noche cualquiera, aunque mucha menos que en otras playas más populares.
No tienes costumbre de celebrar esa noche "¿bruja?". Solo habías ido antes una vez, esta ha sido tu segunda participación a esta celebración y sí, te mojaste los pies, cómo no, pero no pediste ningún deseo. Aquella otra noche sí lo pediste y no se cumplió, claro, así que para qué vas a perder el tiempo. Además, ahora que cuentas con la ventaja del tiempo transcurrido, has de reconocer que aquel deseo pedido, era un error.
 La noche era agradable y el agua estaba a una temperatura perfecta, invitaba a bañarse, pero no, tu no te bañaste, perteneces al grupo de los que tienen miedo al mar de noche, a no ver, a los que les genera inseguridad la falta de luz que le permita controlar lo que hay a su alredor y por supuesto, a sus pies!   Es posible que a tu miedo contribuya el hecho de que tus conocimientos en materia de natación son muy escasos,  aunque también tiene que ver al miedo que de niña te inculcaron tus padres para evitar que con la inconsciencia y temeridad de esas edades, en un descuido de los adultos, te adentrases en el agua y no pudieran encontrarte. Lo bien cierto es que sea debido a una causa o a otra, anoche te perdiste un estupendo baño.
La gente había encendido hogueras, había música y risas y alcohol, mucho alcohol. Y notas que sobras allí, que no te apetece compartir ese tipo de diversión, de modo que te lo piensas mejor y decides marcharte convencida de que no vale la pena perder horas de sueño.
Además, recuerdas tu niñez, esas noches de verano cenando con tu familia en algún merendero de la playa,y te has puesto triste, muy triste y no disfrutas ya de la playa. Justo entonces suena el teléfono y oyes una voz amiga que te pregunta si es tarde para hablar. Noooo, para nada, de hecho, lo agradeces. Y con el ruido de las olas a tus pies, te das cuenta que hay amistades  que no debiste haber dejado que se enfriaran. Acaba de saber del reciente fallecimiento de tu padre y aunque pasaran de las 12 de la noche, quiso saber de ti. Sí, están siendo días tristes, le cuentas, y de adaptación. Quedáis para veros  un día de esta semana y hablar. Gracias por llamar. Y cuando cuelgas el teléfono reparas en que lloras. Bueno, hoy ya es otro día, ya ves las cosas de otra forma. Has ido temprano a nadar al mar y has visto en que condiciones dejaron anoche la playa, qué lástima, pero pese a esa agresión, sigue siendo una playa preciosa, con unos bonitos colores azules que no dejan lugar a los recuerdos tristes. Y disfrutas de tu baño.
Confirmado, prefieres el dia de San Juan antes que su noche.

martes, 12 de junio de 2012

EXTRAÑAS SENSACIONES...

En ocasiones te sientes extraña. Tus sentimientos van por un lado y todo lo demás, por otro.
Por ejemplo... Una bonita y calurosa mañana de domingo de mes de Junio te diriges a una misa funeral. Estás triste, toda tú eres una coctelera de emociones, de recuerdos. En los semáforos, los coches que han parado a tu lado, llevan ocupantes sonrientes, que cantan al son de la música que llevan puesta. A tí te sorprende ese contraste.
O por ejemplo, sales de la misa y con sorpresa ves que empiezan a congregarse a la puerta de la iglesia invitados de una boda que se celebra poco después. Contrasta sí, contrasta con tu llanto mal reprimido.
Y cómo puede haber una carrera ciclista que impide el paso al cementerio? Y mientras te haces preguntas. Preguntas en gran parte, tontas. Te riñes a tí misma, pero no puedes evitarlo.
Llevas varias noches mal durmiendo, estás cansada, estás sorprendida de lo rápido que ha ido todo. Todavía te parece mentira que en tan pocos días se haya producido este desenlace. Ha muerto, así sin más, en tan solo tres días. Pero cómo puede ser? Todo te ha pillado sin esperarlo. De repente, tu pequeño y frágil mundo se ha visto invadido por noticias inesperadas, por acontecimientos no imposibles pero sí impensables.
Y ahora eres huérfana total. El tronco familiar del que procedes ya no existe, no hay supervivientes. Tu madre murió hace 22 años, y hoy habéis enterrado a tu padre. Sientes dolor, desconcierto y carencias, sobre todo, carencias. De niña, le adorabas. De adolescente, no le adorabas pero le querías mucho. De adulta, le protegías porque él dejó de ser adulto para ir haciéndose mayor y hoy, tras ese largo paréntesis, te preguntas por qué el mundo no está en consonancia con tus tristes sentimientos.
Lloras, te hace bien. Sientes rabia, que no te hace mal porque sacas lo que llevas dentro. Rabia y dolor y añoranza y recuerdos y... Rabia, mucha rabia. Cuántas cosas que no os habéis dicho, que no habéis compartido, que se han quedado sin hablar.
Lloraré tu ausencia, padre.