Cierto, tengo el blog abandonado. Asuntos diversos me han absorbido. Voy a intentar darle la parte de mi tiempo que pensaba en un principio.
Y por qué esta foto? Pues porque claramente representa el olvido en el que he mantenido este pobre blog a lo largo de estos meses.
Bueno, intentaré evitar estos lapsus de tiempo y ello sobre todo, porque es la forma en que me fuerzo a escribir y me fuerzo a fotografiar.
La foto está hecha en Italia, en el norte, este verano de 2.011. Fuimos a la zona de los lagos y realmente fue un viaje precioso. Disfrutamos de los paisajes y de la belleza de la región. Incluso nos permitimos practicar senderismo en los montes pre-alpinos. Y sobre todo, fotografiamos. Fotografiamos mucho. Ha sido el primer viaje que he hecho más de ochocientas fotos. Bueno, casi 15 días dan para mucho.
A estas vacaciones decidí llevarme la cámara compacta, pese a las recomendaciones de Juan, que me insistía en que la réflex no pesa tanto como yo digo. Pero bueno, asumí el condicionante del fotmato jpg, lo que me conducía a la comodidad de llevarla en el bolsillo y de preocuparme tan solo de la estética, del encuadre, de lo que quería recordar y pasé todas las vacaciones ejerciendo de vaga fotográfica, sin preocuparme de la luz, de la saturación, del ruido... El modo automático de la compacta te lo permite.
Los tres lagos visitamos: primero, el Lago di Como, ya que nos hospedábamos en Dervio. Estupendo, magnífico.
Después, fuimos al Lago di Garda. Bonito, más bonito que el anterior, aunque quizá me dejé impresionar por el azul mucho más claro de sus aguas.
Y finalmente, fuimos al Lago Maggiore y a las Islas Borromeas. Fue de lo mejor de nuestro viaje. Solo por ellas hubiera valido la pena ir.
Esta instantánea la tomé en Isola dei Pescatori. No lo pude evitar, vi la ventana sobre una tapia totalmente abandonada y con la tela de araña intentando cubrirla. Y me gustó, me gustó mucho. La fotografíé con ganas, echando de menos la réflex y su objetivo. Así se lo reconocí a Juan, quien generosamente se pasó todo el viaje ofreciéndome la suya y pacientemente, explicándome cuantas dudas me asaltan continuamente.
Gracias, Juan. Sólo por el tiempo que me dedicas, no volveré a dejarme la réflex.
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