Vistas de página en total

miércoles, 26 de enero de 2011

POSICIONAMIENTOS

Vale, y ahora qué? ¿Atrapada? Sí, claro, como en otras ocasiones donde se había abanderado en vete a saber qué y por qué causa.
Se había empeñado  en no abrirle el portafolios al responsable de seguridad de una gran superficie. Y por qué tengo que enseñarle mi portafolios, le preguntó cuando le requirió a que se lo enseñase.
Cómo se le había complicado la tarde! Estaba trabajando contra reloj –como era habitual  en ella- y recibió una llamada del colegio de su hija. La tenían en la enfermería y todo parecía indicar que tenía la varicela. Era conveniente que fuese a por la niña.  Y se lo dejó todo, cómo no y se fue a por la niña. De ahí a la pediatra a suplicar que la atendiesen lo antes posible ya que la cría no dejaba de rascarse.
En fin, tras pasar por la doctora unos cuantos resfriados y alguna que otra vacuna, la recibió y le confirmó que era una vírica y que en una semana no podría volver al colegio.
!Vaya con la  conciliación de la vida familiar y laboral! A ver cómo se las apañaba ahora para poder trabajar el resto de la semana.
Aprovechó que era razonablemente pronto para sus intensos horarios y trató de hacer una compra con la niña cogida de la mano. Y allí fue donde el guardia de seguridad la paró, a la entrada del establecimiento. Seguramente consideró que su portafolios era demasiado grande y podía llevar allí dentro quién sabe qué.
Se negó a enseñárselo alegando que entraba y no salía, y que en ningún sitio indicaba que era obligatoria tal circunstancia. Le impidió la entrada. Ella exigió que interviniese el jefe del departamento de seguridad.
A esas alturas del incidente ya estaba molesta porque la gente les miraba, sobre todo a ella, claro. Se paraban a ver qué ocurría allí, en lugar de seguir adelante y comenzar sus compras. La situación ya le violentaba y comenzaba a pensar que no tenía ningún sentido desgastarse con esta tontería. Pero claro, su “Pepito Grillo” quizá, era el que desde dentro le insistía en que no debía ceder. Llegó el Jefe de Seguridad del establecimiento y trató de convencerla que abrir el portafolios era determinante para la seguridad de cuantos se encontraban allí, porque ella podría llevar cualquier cosa dentro de su portafolios.
Se negó. En mi portafolios sólo llevo expedientes y mientras no soliciten que las señoras que entran con un inmenso bolso, lo exhiban, no abriré mi portafolios. Ruego llamen a las fuerzas de orden público y sólo a ellos lo enseñaré. Mientras, voy a entrar en la tienda y pido por favor que no me lo impidan. Cada vez era más tensa la situación y encima, se había creado un corro de gente que por lo visto no tenían nada mejor que hacer.
En ese momento, alguien le tiró de la chaqueta. Era su hija. -Qué ocurre mamá? Por qué no entramos?-
Vale. Tocada, no. Hundida.
Miró a la niña con su carita de cansancio, sus incipientes pústulas y los rosetones de las mejillas. Se enterneció. De nuevo se había posicionado en una guerra que no llevaba a nada.
¿O quizá si? !Pues claro que sí! Ese señor, allí quieto en la puerta, carente de expresión, de repente la elegía como víctima de una revisión de bolsos. Y todo por qué? Tan sólo porque llevaba un gran portafolios? Pues no, no lo enseñaba.
Y siguió atrapada.
Sin embargo, aquella mirada suplicante de vámonos a casa pudo más que sus principios. Se vendía. Se vendía a cambio de una sonrisa de su hija.
De repente, sin mediar palabra abrió su portafolios y se lo enseñó al vigilante y a su jefe, quienes quedaron totalmente sorprendidos por su cambio de actitud.
Entró con la niña y le compró el perrito dálmata de peluche que le había pedido. Se marcharon a casa.
Después, cuando la niña dormía, meditó. Había valido la pena? No, inició algo que no terminó y eso nunca se debe hacer.
Bueno, era humana y el error y la equivocación son intrínsecas en los bípedos, no?

domingo, 23 de enero de 2011

LA FOTO

Esta foto está hecha en la ciudad de Maastricht
Era otoño, concretamente a finales de Octubre y paseábamos por un bonito parque, apurando el tiempo que nos quedaba para marcharnos.
Atardecía y el sol antes de desaparecer, se reflejaba sobre el agua, sobre las estelas que dejaban a su paso los patos.
Me gustó y quise captarlo intentando pasar a la lente lo que veía. No es fácil para mi que tengo muy poca formación en técnica fotográfica. Además, la máquina me la acababan de regalar y era una total desconocida con la que trataba de familiarizarme, gracias a los buenos y sabios consejos de su "regalador" o "regalante", quien con mucha paciencia me iba explicando enfoques.
La he elegido porque es la primera foto aceptable -de las pocas- que hice en ese viaje.

EL BLOG

¿Por qué un blog? ¿Por qué una especie de "diario exhibicionista"?
Sencillo. Quería entrar en una especie de "club" o "asociación" donde se preocupan de aspirantes a escritor.
No exactamente por escribir sino por aprender viendo lo que escriben los demás. Uno de los requisitos es tener un blog. Así que aquí estoy, creando uno.
Analizado fríamente, creo que tener este blogg va a ser más positivo que negativo. ¿Que por qué creo esto? Pues porque así me forzaré a escribir pese a saber que existe una posibilidad remota de que alguien lo lea y además, no podré tirarlo a la papelera ya que quedará aquí expuesto.