Llama la atención al paseante, o al menos llamó la mía.
En una soleada mañana de domingo, la plaza estaba llena de comensales sentados en las terrazas, disfrutando de la buena temperatura, reparé en esta fachada.
En tiempos pasados debió de disfrutar de momentos de gloria, pero ahora transmite decrepitud.
Los avances tecnológicos lo han asesinado, los clientes ya no necesitan desplazarse para comprar novedades que incorporar a sus colecciones. Ahora se adquieren con un cómodo "clik" a cualquier parte del mundo y con una mayor oferta de artículos.
Se jubila junto con su dueño, se lo han ganado después de tantos años, pero no puede evitarse un brote de nostalgia al ver cómo y qué rápido se desconfiguran las ciudades, cómo cierran negocios, cómo se pierden luminosos escaparates donde pararse a mirar, cómo se vuelven cada vez más frías, más..., ¿inhóspitas, quizá?
Sí, eso es, NOSTALGIA...